En otras columnas, analizando diversos seguros, hemos hablado sobre la importancia de asegurar nuestras propiedades como bienes inmuebles y automóviles, para proteger nuestra inversión en caso de algún suceso inesperado. Estos seguros son muy convenientes y vale la pena tenerlos, pero uno que es primordial, porque protege económicamente a nuestra familia cuando ya no estemos, es el seguro de vida.
Si alguien depende financieramente de nosotros, como pueden ser nuestro hijos o nuestra esposa o esposo, deberíamos de adaptar nuestro presupuesto de tal manera que podamos contratar un seguro de vida, que nos de la seguridad de que si fallecemos cuando todavía dependen de nosotros, reciban una cantidad de dinero que les permita pagar las deudas que se tengan y mantener el estilo de vida que tenían antes.
Al contratar un seguro de vida nos comprometemos a hacer unos pagos periódicos conocidos como primas. El costo de las primas depende de varios factores como la ocupación, el sexo, la edad y el historial médico de la persona. También influye en el costo de la prima la cantidad de dinero que se incluya en la póliza, es decir, lo que el titular quiere que los beneficiarios reciban a la hora de su fallecimiento.
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