Poco a poco, los frutos de años de trabajo se convierten en un techo, en ropa, en muebles, aparatos y electrodomésticos. En definitiva, van formando un hogar: el principal patrimonio de la mayoría de las familias y el más difícil de recuperar si, de repente, todo se perdiera a causa de un robo, un derrumbe u otro de esos males que, quiérase o no, cada tanto suceden. Para responder en esas situaciones, las empresas de seguros ofrecen coberturas para la vivienda. Productos que, por la inseguridad y por otras causas, vienen sumando clientes a un ritmo fuerte y sostenido.
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